Pastor de Israel,
tú que guías a José como a un rebaño,
tú que reinas entre los querubines,
¡escúchanos!
¡Resplandece delante de Efraín, Benjamín y Manasés!
¡Muestra tu poder, y ven a salvarnos!
Restáuranos, oh Dios;
haz resplandecer tu rostro sobre nosotros,
y sálvanos.
Salmos 80:1-3
Una de las bendiciones que Dios tiene preparadas para nosotros es la restauración de todo aquello que nos haya sido despojado o que hayamos perdido. El quiere devolvernos la alegría y la paz que el enemigo ha logrado quitarnos por medio de sus artimañas. Demasiado tiempo ha estado el adversario dañando nuestro entorno y colocando trampas a nuestros pasos. Ya es hora de que acudamos a Dios buscando su restauración.
¿Necesitas que todo lo que has perdido te sea devuelto? ¿Necesitas recuperar la paz y la alegría?
Acude a Dios en este mismo instante y pídele que te restaure las bendiciones que te han sido robadas y destruidas. Él quiere colocarte en la posición de privilegio que te corresponde como hijo de él. Sólo él podrá satisfacer tus más íntimas y profundas necesidades. Sólo él puede darte lo que verdaderamente te corresponde por derecho y por justicia. ¿Qué esperas?
SEÑOR: A pesar de todo lo que tuviste que pasar y sufrir y sobre todo que diste tu vida por salvar a los seres humanos, sé que es tu deseo que seamos felices en esta vida, estoy cierta de que si yo emano alegria y la regalo, así se va trasmitiendo tu amor hacia mis semejantes, te pido que no alejes de mi ese rostro maravilloso tuyo que inspira ternura, y amor, cúbreme con el mando bendito que limpío tu sangre preciosa cuando fuiste crusificado.
GRACIAS SEÑOR.