Como frescura de nieve en día de verano
es el mensajero confiable para quien lo envía,
pues infunde nuevo ánimo en sus amos.
Proverbios 25:13
Para quienes nos encontramos «disfrutando» de un caluroso verano boreal la imagen de la nieve ciertamente nos infunde una grata sensación de frescura. En un año en el que la sequía ha hecho estragos en los cultivos y ha diezmado los recursos hídricos que se encuentran a nuestro alcance, no hallamos el momento en que llegue el otoño y su inseparable sucesor el invierno con sus fríos y refrescante soplos. Penetrar en un recinto con aire acondicionado después de estar expuestos aunque sea por poco tiempo al calor implacable y agobiante de la calle nos produce una grata sensación de alivio y tranquilidad. De igual manera podemos sentir que se nos renueva el ánimo y el alivio toma el lugar de la preocupación cuando contamos con alguien que responsablemente se encarga de ejecutar las tareas que le son asignadas y con cuyo cumplimiento se comprometió. Si aplicamos la regla de oro que nos enseño el Señor Jesús, cuando nos toque a nosotros ser los ejecutores del plan tenemos que ser muy responsables y efectivos para llevar a cabo la tarea encomendada, de la misma forma en que quisiéramos que se realicen las actividades que nosotros encomendamos a otros.
Muchas veces hacemos las cosas por el simple hecho de verlas cumplidas y quitarnos la preocupación que nos incomoda cuando las tareas no han sido realizadas a cabalidad. No hay nada malo con eso pero mejor es cuando esas mismas actividades las ejecutamos considerando el bienestar y la tranquilidad de quienes las ordenaron. Seamos pues responsable con todo aquello, pequeño o grande, que nos ha sido entregado para nuestra acción. El gozo del deber cumplido y la satisfacción de quien nos ha encargado la tarea son los mejores premios y reconocimientos que podemos recibir. ¡Sólo a Dios sea la gloria!
Esperanza para todos 