Ósmosis

El que con sabios anda, sabio se vuelve;
el que con necios se junta, saldrá mal parado.
Proverbios 13:20

Para mí esta porción de la palabra de Dios es toda una perogrullada. Si hay algo que todos hemos visto y que fácilmente podemos constatar es que las malas compañías son muy nefastas. También es obvio que quien se rodea de gente sabia y justa termina comportándose sabia y justamente. Bien lo refuerza la cultura popular cuando dice: «El que anda con un cojo, si al año no cojea, renquea» y también: «Es mejor andar solo que mal acompañado». Me imagino que ésto tiene algo que ver con lo que los psicólogos llaman influencia social o presión de grupo (peer pressure). Quien anda con gente buena se da cuenta de que las buenas acciones de ellos son beneficiosas no sólo para ellos sino para todos en general. Quien anda con malvados termina creyendo que puede hacer todo lo le venga en gana sin sufrir ningún tipo de consecuencias, por lo menos en el corto plazo. En el muy largo plazo la cosa es diferente pues no podrá escapar del juicio. Con todo y que este tema es algo obvio muy pocos escogen cuidadosamente con quien mantener amistad, especialmente si sus mentes son inmaduras y poco experimentadas.

Miremos con mucho cuidado quiénes son nuestras compañías. Una cosa es que estemos tratando de alcanzar a alguien para Cristo y nos acerquemos a otros para compartir el mensaje de salvación. Otra cosa es que queramos unirnos a un grupo que, a pesar de que sabemos que está conformado por personas de cuestionable conducta y reputación, nos parezca que su influencia será muy poca e inofensiva sobre nuestro carácter y que por lo tanto no corremos ningún tipo de riesgo. No nos engañemos, las malas compañías corrompen. Ten, pues, mucho cuidado al escoger con quien te juntas antes de que sea muy tarde y te corrompas por andar en compañia de malvados. Busca y cultiva la amistad de los hijos de Dios lo cual te traerá bendición y gozo. ¡Sólo a Dios sea la gloria!